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Por Erik Jurado

Antes de iniciar mi participación semanal me gustaría felicitar al maestro Luis Alberto Fierro Ramírez por ser el nuevo rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua, seguro que tendrá una excelente gestión como ya sucedió en la facultad de filosofía y letras, misma de la que me complazco ser egresado.
Las universidades son un invento humano cuya finalidad fue clara por mucho tiempo y que pareciera hoy se ha disuelto en los anales de la historia, las corruptelas y componendas humanas.
Las universidades son la respuesta ilustrada contra el oscurantismo y la autoridad. Un espacio donde el conocimiento fuera abierto para todos, se desarrollara por todos y se aplicará para la salvación social y la resolución de los problemas más acuciantes. Ser universitario implicaba ser autoridad positiva en una rama del conocimiento, pues al ser el experto se queda comprometido moralmente con la mejora de las condiciones desde tu área de formación.
Lamentablemente las universidades con el tiempo se han cerrado a las sociedades generando un compromiso demasiado parco con su contexto. Incluso, las universidades se han convertido en bastiones de los poderes fácticos, se han prostituido con miras a formar adeptos a un partido o proporcionar cuotas de votos en elecciones, y con ello se ha olvidado el objetivo prístino y más importante; desarrollar libertad creadora.
Hoy la universidad de nuestro Estado tiene una nueva oportunidad para recobrar el rumbo, para comprender nuevamente el compromiso social que de esencia le viene dado. Tiene la oportunidad de regresarnos las voces expertas y disipar la multitud de voces “opinadoras” y que dañan por que no existe un referente intelectual.
En este respecto existe considero que tenemos un futuro promisorio, pues tenemos el primer rector emanado de la facultad de filosofía y letras, lo que asegura una visión humanista y más profunda del papel de la educación en la vida de los seres humanos y el impacto que puede generar una organización de este tamaño en la vida de los chihuahuenses.
Creo que a la universidad no la define solo su cabeza, sino la suma de sus partes y el compromiso del grupo de maestros y alumnos, pero si la cabeza determina gran parte del destino de dicho organismo.
Espero que las palabras del nuevo rector se consoliden en la realidad y nos devuelvan una universidad fuerte y libre de presiones y compromisos ajenos a las del conocimiento y el bien social.

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