Notas:

Las Virtudes

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Por

Jessica Cano Gasperin

El mundo está lleno de milagros, pero nos tapamos los ojos y no vemos nada” Ball Shem Tov. Cuando estamos invadidos por la ira, la furia o la tristeza, no podemos apreciar los milagros de la vida diaria que nos siguen sosteniendo, sin darnos cuenta siquiera que existen. Irónicamente, el duelo nos abre los ojos de forma muy diferente a cualquier otro momento y nos permite emprender un viaje espiritual, apreciar más a las personas, al mundo y abrirnos a las bendiciones de la vida.
En la actualidad existe una gran confusión sobre los valores: lo que queremos y lo que necesitamos; hay gran oposición entre ambos. Por ejemplo necesitamos comida y casa… queremos un pastel y una mansión. Es bien importante ser honestos con nosotros mismos. No necesitamos lo último de lo último. Eso da satisfacción momentánea. ¿Sabes que es lo que realmente te da satisfacción? Brindar a los demás lo que tienes para dar, tú tiempo, tú preocupación, tú interés, tú saber, tú ser. ¿Recuerdas lo que vimos en el editorial pasado, sobre, dejar tú huella (tú personalidad)?? Tiene que ver con encontrar una vida con significado, sentido. Cuando nos amamos de verdad amamos a los demás y encontramos nuestro para qué? Por lo tanto nuestro propósito.
Sea cual sea tú propósito en esta vida, va a ir regulado por tus valores que cuando realmente son integrados en nuestra vida, es decir en el día a día se convierten en virtudes, las cuales dan solidez a nuestra personalidad, pero también lo contrario puede ser, lo que nos lleva a vicios y sufrimiento.
Les quiero compartir una historia anónima, que es relatada en el libro Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner, que describe perfectamente lo que hoy les quiero compartir.
El hombre que estaba tras el mostrador miraba la calle distraídamente. Una niña se aproximó al negocio y apretó la nariz contra el vidrio de la vitrina. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró en el negocio y pidió ver el collar de turquesa azul.
-Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete muy bonito?
El dueño del negocio miró desconfiado a la niña y le preguntó: ¿Cuánto dinero tienes?
Sin dudar, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo bien atado y fue deshaciendo los nudos. Lo colocó abierto sobre el mostrador y dijo, feliz:
-Alcanza?
Eran apenas algunas monedas que ella exhibía orgullosa.
-Sabe?, quiero darle este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy convencida de que quedará feliz con ese collar del color de sus ojos.
El hombre fue a la trastienda, colocó el collar en un bello estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde.
-Toma – le dijo a la niña-. Llévalo con cuidado.
Ella salió feliz, corriendo y saltando calle abajo. Aún no acaba el día, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el regalo ya abierto e indagó:
-Este collar fue comprado aquí?
-Si señora.
¿Y cuánto costó?
-¡Ah! –exclamó el dueño del negocio-. El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.
La joven continuó:
-Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo.
El hombre tomó el estuche, rehízo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven.
-Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: dio todo lo que tenía.
Esta historia me recuerda a mi madre, perdió a su mamá cuando tenía 15 años, con una hermana mayor y dos hermanos menores una mujer y un hombre. Y mi abuelo. Su pérdida como a todos ocurre, cambió su vida para siempre y dejó una huella. Ella se acababa de ir de su ciudad natal para estudiar como normalista, pero al enfermar mi abuela tuvo que regresar, al igual que su hermana mayor para cuidar a mi abuela y a sus hermanos. Y su plan de vida cambió drásticamente, lleno de dolor, responsabilidad, miedos y conflictos pero también amor. Sufrió, reencontró su sentido y aprendió que cuando una puerta se cierra otra se abre. Claro que le hizo falta su mamá pero hizo suyo todo lo que ella le brindó (su personalidad) y hoy les puedo decir que es una mujer virtuosa y exitosa, agradecida con la vida por vivir y servir, entregada y dispuesta siempre a su familia.
Cuando recordamos a nuestros seres queridos que ya murieron, recordamos sus cualidades, su disposición y servicio, el que daban de sí mismos sin preocuparse por su propio perjuicio, y nos enseñaron que cuando el amor es grande ningún sacrificio parece demasiado. Cuando no va atado al egoísmo o en contra del amor, porque el amor es compartir, servir y comprender. Hay que recordar agradecidos por ese amor que nos dieron, por las tradiciones que nos heredaron y por las memorias que dejaron en cada uno de nosotros, por el regalo de su vida y por el honor de que hayan formado y tocado la nuestra.

Quedo a sus órdenes en tribunaparral@gmail.com, soy Jessica Cano Gasperin y estaré acompañándoles y escribiendo cada 15 días.

Un comentario

  1. Muy pero muy bonito tu editorial, me hizo ver y valorar lo muchonque tenemos y somos y ademas tener siempre presente a las personas que se nos ido de una manera u otra pero que nos dejan su personalidad los invito a que leean cada uno de los editoriales Jessica lleva 4 si alguien los requiere, dejen su mensaje aqui y se los enviamos con mucho gusto.

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