Achacoso candidato

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DICHO POR ROCHA

José Guadalupe Rocha Esparza

Quienes vieron al estadounidense de 81 años, dicen lo siguiente: que no se le entendía; que sus frases eran incoherentes; que tenía la mirada perdida y la boca semiabierta; que estaba ronco y no se le escuchaba con claridad; que proyectaba una imagen de confusión y vulnerabilidad; que titubeó en su presentación; que su lenguaje corporal es alarmante o preocupante.

Dicen que el político del Partido Demócrata fue inconsistente; que se ha olvidado de estar atento, preciso, alerta; que ya no retiene datos ni eventos históricos; que en el debate fue un candidato ausente, desarticulado, trastabillante, de evidente fragilidad senil, añoso y débil, dotado de buenas intenciones, pero incapaz de entusiasmar a nadie o de aplacar a rabiosos.

Dicen que el oriundo de Pensilvania, errático y perdido, ya no está en plenitud de sus facultades físicas y mentales para continuar gobernando; que lo descalifica para aspirar a su reelección como presidente de los Estados Unidos. Dicen que ya no coordina adecuadamente sus ideas y que ya no tiene la vitalidad y fuerza para el cargo. Buscan un pitcher relevista.

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