Por: Lic. Alejandro Chávez.
“Lealtad al deber, no a los hombres, eso es lo que yo grabaría en la puerta de cada escuela mexicana. Alianza con la justicia por encima de los partidos y por encima de las conveniencias.”
(Texto del discurso pronunciado en 1924 por José Vasconcelos el día del maestro.)
Pensamientos como este, fueron clave en la formación del nuevo México. Sus forjadores eran de una entrega total a sus ideales.
No existe punto de comparación entre José Vasconcelos y Aurelio Nuño; el primero fue un hombre extraordinario, quien fundo la Secretaria de Educación Pública con el propósito de redimir a través de la educación al pueblo de México; Manifestando alguna vez: en realidad nunca he podido sentirme jefe de veras, porque debe mandar quien está más alto moralmente, y yo no puedo comparar mi empeño, aunque ha sido grande, con el mérito indiscutible de la labor oscura y constante de quienes saben que no tendrán otra recompensa que la de sus propios corazones llenos de bien; y, el segundo, -aun con todos sus títulos -a pesar de querer dar una imagen de macho y rudo, no deja de ser un servil a las órdenes de su amigo y patrón: el Presidente. Por principio de cuentas ningún mexicano sabe cuál acierto ha tenido este personaje en su transitar político y mucho menos al frente de la Secretaria de Educación Pública.
Desde hace tiempo se habla de una Revolución Educativa y hoy en día de una Reforma Educativa, la cual implica cambios estructurales. Sin embargo, esos cambios deben de ser en pro de la educación y no en contra de los derechos de los maestros. Tan sonada reforma soslaya los derechos adquiridos durante años de lucha magisterial y solo pretende favorecer a intereses mezquinos. La pregunta es: ¿se pretende una educación para la obediencia o una educación para la responsabilidad?
La reforma educativa no debe de ser una máscara de impostura y menos debe de olvidar en ningún momento los derechos de los maestros, los cuales son intocables y están por encima de todas las cosas.
Los que queremos un país y una educación mejor, no debemos hacerle el juego al gobierno, en esta ocasión.