Por
Erik Jurado
Una de las premisas fundamentales en la vida de cualquier persona es la búsqueda de la felicidad. Todos de alguna forma y a nuestro modo estamos inmersos en la búsqueda de aquello que nos hace sentir plenos, que nos insinúa que hemos alcanzado la trascendencia con la realidad y el universo. Somos seres que se preguntan por su existencia y por el mejor de los actos posibles, somos individuos eminentemente éticos.
La felicidad es búsqueda, camino y destino, es el esfuerzo diario y la luz que hace brillar el horizonte. Pero sin duda esta búsqueda es tan confusa en ocasiones que todos equivocamos el camino y andamos derroteros que nada tienen que ver con nuestra felicidad, incluso desvían por completo el rumbo.
Existen falsas esperanzas y excesos que hacen confundir la embriaguez o el placer con la plena felicidad. Es importante meditar continuamente y con cautela sobre cual es la raíz de la felicidad y cuales son verdaderamente los caminos que nos conducirán al lugar que estamos buscando.
A continuación me dedicaré con usted a hacer un recuento breve de los lugares de la vida donde podemos construir una felicidad sostenida.
Primero y sin duda la familia es un aspecto generador de felicidad, provenir de una familia que sembró el amor, buenos pensamientos en nosotros, así como un buen auto concepto es sin duda un primer garante para conseguir plena felicidad, aquellos que carecieron de esta condición deberán realizar mayores esfuerzos en su adultez para depurar todo pensamiento negativo y sentimiento que no permite la plenitud. De igual forma conformar una familia es meta y motivo de felicidad para cada individuo.
La educación, la instrucción y el aprendizaje logran que las personas depuren y afinen sus habilidades personales, así mismo permite generar una visión de auto determinación. Las personas al educarse se posibilitan para alcanzar aquello que ellos deseen o bien que tengan la capacidad de visualizar metas apropiadas para su persona. No hablo con esto solo de la educación técnica sino también de una educación sobre el auto conocimiento y la vida en sociedad.
La amistad es una construcción humana. Dado que somos seres sociales, que deben aprender a vivir con otros y tolerar las diferencias sólo las personas llevamos nuestras relaciones al grado de perfeccionamiento y trabajo, a eso lo llamamos amistad. Tener amigos es una invitación constante a la mejora al cambio y a la concordia. Tener amigos es entender que debemos cambiar para ayudar a otros en su búsqueda o mejorar para ser socialmente aptos.
El conocimiento, buscar en la vida el conocer y expandir nuestros horizontes de manera creativa promueve nuestra constante estimulación. Luego de ser instruidos necesitamos aplicar esos principios para buscar y construir conocimientos que nos permitan ir más lejos de lo evidente.
Tener parejas afectivas provoca que las personas mitiguen la fuerza de sus pulsiones más profundas y entreguen su vida y sus actos a alguien más. Aprendemos a dar y no estar siempre esperando recibir.
El trabajo es una expresión eminentemente social, trabajamos para desplegar nuestras habilidades en nuestro propio beneficio y el beneficio de nuestro grupo, somos felices cuando producimos para otras personas.
La reflexión y la comunicación consigo mismo sería el último de los puntos que me gustaría destacar en este momento, pues las personas que se encuentran en constante comunicación consigo mismas son capaces de discriminar y entender aquellos cambios que van ocurriendo en su vida y pensamiento.