«Pancho Villa y su cariño por Parral Chih»

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Escrito por el Maestro Jesús Soto

La importancia de Parral Chihuahua en la historia de la revolución mexicana, es sin duda alguna; tema difícil de desarrollar en pocas letras, esta ciudad; quien recibió el último aliento del Gral. Francisco Villa, ha dado inspiración a un vasto número de escritores, que dejan en la inmortalidad, el amor que Villa siempre profesó por esta población. Las hazañas de quien fuese el personaje quizá más controversial de la revolución mexicana, descansan sobre la memoria de los parralenses —(adultos, niños, mujeres y en nuestros queridos abuelos)—todos relatan con gusto notorio y han hecho parte de la cultura regional las correrías de La División del Norte al mando de aquel valeroso combatiente.

La pregunta se presenta de manera inevitable—¿Por qué Parral le gustaba hasta para morir, al Gral. Francisco Villa? — De igual forma, la lógica común quizá no alcance a entregarnos la respuesta, se concibe desde el imaginario de cada quien, pero; los hechos históricos nos ligan a comprender de una forma más simple su predilección por nuestro terruño. Villa era íntimo amigo del acaudalado minero Pedro Alvarado, mismo que le proporcionó su ayuda de manera incondicional en aquellos días en que Pancho Villa era perseguido por el gobierno federal, la causa de su orden de aprensión; pagar por los atracos cometidos con la gavilla de forajidos a la que perteneció tiempo atrás.

Villa; vivió tiempos de calma, y parte de esos tiempos, residió en Parral — si le podemos llamar de esa forma, no siempre estuvo en el bandidaje, después de algún tiempo de andar a salto de mata por la sierra de Durango, se retira a Parral a trabajar como albañil en la construcción de la plaza Juárez, siendo encargado de dicha obra Don Efraín García Lobo, la plaza ubicada en la avenida del mismo nombre, en el año de 1904, según cita García Chávez (2014); en su aportación e investigación sobre el Villismo, recopila información obtenida de diversas fuentes, alusiva al Centauro del Norte.

Trabajó como peón en la mina El Verde, propiedad del sueco Jon Temple, al poco tiempo sufrió un percance en el pesado quehacer de sus tareas como minero, al golpearse con una enorme piedra su pierna derecha, dicho malestar le impidió continuar a causa de la fuerte infección que contrajo. Debido a la falta de trabajo y dinero, deambuló por la ciudad sin sustento alguno y padeciendo las peores vicisitudes. Santos Vega, también albañil y quien pertenecía a la nómina de Pedro Alvarado, se encontraba en el mercado Hidalgo, logró observar que aquel muchacho hurgaba entre los desperdicios de fruta, intentando encontrar algo de comer.

El adinerado minero, acostumbraba a pagar a sus más de 2 mil trabajadores en una de las ventanillas de lo que hoy se le conoce como Palacio Alvarado, después de concretar los pagos, se aportaba un peso de plata a las personas más necesitadas, la idea de Santos Vega, era que Villa recibiera esa ayuda para subsistir. Según se narra por García Chávez el dueño de mas de 200 minas en la región, se encargaba personalmente de entregar los apoyos, es ahí donde ubica al joven herido de la pierna y comisiona a personal a su servicio para otorgarle la atención médica a aquel indigente, quien se ayudaba con una muleta hecha de palo.

La historia nos da referencia que; la herida infectada presentaba riesgo de amputación, había sido evidente después del tiempo que transcurrió sin los cuidados básicos, posible gangrena; diagnosticada por el Dr. José de Lille Aizpuru, mismo que le informa a Pancho Villa las complicaciones de la herida y la dificultad para salvar la extremidad, este a su vez se enfurece y de entre sus ropas saca una daga y le dice ”Primero me mata, antes de dejar que moche la pata Doctor”

A pesar de no encontrar algún certificado medico que lo avale, la historia que se cuenta es esa, y sobrevive en la cultura de nuestra población. Pedro Alvarado interviene de nuevo al ser informado de la gravedad del asunto, le envía a ser atendido por las hermanas Almazán, según la narrativa, pertenecían a un convento, ubicado en lo que hoy se conoce como av. Las Quintas y Boulevard Ortiz Mena. Por medio de tratamientos de herbolaria (árnica, hierbas moras) y lavatorios constantes de agua con sal para ganado, la herida sanó, y aquel humilde albañil desempleado pudo salvar la extremidad que había sido programada para su amputación.

Es claro imaginar el agradecimiento que Pancho Villa guardaba por la gente de Parral, especialmente por aquellos que le brindaron su ayuda de manera tan humana. Dadas ciertas circunstancias legales, tuvo que huir, debido a que le buscaban por diversos lugares de la región para hacerlo preso. Posteriormente en 1910 emprende su lucha armada, en la cual es una celebridad ante los medios de comunicación extranjeros y para la cinematografía estadounidense.

Haremos un sesgo para concluir este artículo, surcaremos parte de la brecha histórica para mantener énfasis en la pregunta inicial, que posiblemente tenga miles de respuestas—  Después de un tiempo; ya como revolucionario y haber librado ciertos combates, siendo Gobernador interino del Estado de Chihuahua, en un viaje a Parral, coronado de victorias ante el ejército federal,  la gente le recibía con cariño y muestras de afecto que le arrancaron al Centauro del Norte, la más famosa de sus frases, misma que le externó a Nicolas Fernández  “Parral me gusta hasta pa´ morir

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