¿Por qué los mexicanos no aprueban a los partidos políticos?

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Los partidos políticos son instrumentos sociales, una expresión necesaria dentro de un sistema de ideas y elementos que tienen la finalidad de administrar el poder público. Así como un tenedor puede servir para llevar el bocado al hambriento, pero también como la herramienta más indicada para extraer un ojo con violencia a alguien, así los partidos políticos son funcionales para otorgar agilidad y centralización o dirección en las decisiones públicas, pero también puede funcionar como un instrumento de corrupción y acciones contrarias al interés social.

Los partidos como herramientas son neutrales y no tienen una carga positiva o negativa por sí mismos, la función y por ende la percepción que se tiene de ellos se genera a partir del uso que se les dé. En esa perspectiva hay que comprender que los mexicanos no están en contra de los partidos políticos, sino del uso que se les ha otorgado.

Pero bajo lo anteriormente dicho, como se han utilizado los partidos y ¿Por qué razón los mexicanos desaprueban a los partidos políticos? Personalmente creo que la respuesta a esta interrogante se inserta en cuatro disposiciones que enunciaré a continuación y que sin duda otorgan un claro derrotero de los principios de un odio injustificado pero además infructífero.

1. Nula comprensión del sistema político. Primeramente debemos aceptar que el grueso de la población mexicana desconoce el funcionamiento y elementos que componen al sistema político mexicano, con seguridad podemos constatar que 8 de cada diez mexicanos, sin importar grado escolar no conocen la diferencia entre un diputado y senador aunado a ello existe una natural aversión por aquello que nos resulta complicado y desconocido. Es más fácil mostrar repudio que curiosidad.

2. Secuestro de los partidos de grupos compactos. Lamentablemente los partidos políticos muchas veces son tomados por grupos compactos que intentan solamente perpetuar su capacidad de influir en decisiones locales, pero que no tienen una proyección política y eso termina por incidir fuertemente en las poblaciones.

3. Nula ejecución de ideales o proyectos definidos. Los partidos encabezados por individuos advenedizos no pueden dar continuidad a nada, en esos términos pareciera que los partidos quedan a merced de personajes carismáticos y lejos de proyectos de nación o Estado, bajo esa condición parece no haber consistencia entre mandatos y personajes políticos, lo que lleva a desdibujar los limites y filias partidarias.

4. personificación de la corrupción y vicios sociales. los partidos políticos han condensado mucho de los vicios que se encuentran en cada mexicano y que son parte de nuestro ideario colectivo, por esa razón se vuelve tan molesto observar nuestros atributos negativos en organizaciones que los vuelven muy notorios.

Bajo lo anteriormente dicho queda evidentemente claro que el problema real no son los partidos políticos sino el uso que se les ha otorgado y lejos de buscar desaparecer esas organizaciones deberíamos plantearnos realmente su salvación y alejamiento de los vicios

presentes para consolidarlos en herramientas verdaderamente útiles, sólo desde esa óptica la democracia será funcional.

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