Viaje en el tiempo, la efímera realidad o una gran oportunidad. » Harim Montiel

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Viaje en el tiempo. La efímera oportunidad de cambiar las cosas o la epifanía que nos permitirá entender que la belleza de los días es una decisión».

Que complicado es mantenerse firme ante un ideal cuando la complejidad de los días nos envuelve y nos revuelca como una ola en el mar, olvidando que la belleza de la playa se refleja en cada ola que refresca con su llegada.

Me gustaría plasmar una idea, imaginando que el viaje en el tiempo es posible y tenemos la oportunidad de vivir el mismo día dos veces.

Imaginen que la primera vez lo vivimos dejando que la angustia de las situaciones del día nos atormente y pasamos el día sin darnos cuenta de nada y la segunda vez lo vivimos sintiendo, disfrutando y sorprendiéndonos de las cosas más sencillas.

Veamos los dos escenarios:

Primera vez:

Seis de la mañana corriendo me levanto para bañarme. Le grito a los niños, ya es tarde, me baño con agua fría porque ya no hay tiempo de nada, en mi cabeza sólo esta esa junta que decidirá si me dan el ascenso. Los niños se cambian de una forma que me desespera y mi esposa no ha salido del baño… se nos hará tarde. Dejo a mis hijos corriendo en la escuela, el menor se pegó con la puerta del carro y va llorando. No aguanto el dolor de cabeza.

Dejé a los niños en la escuela con una advertencia “no quiero quejas”. Llegué al trabajo cinco minutos tarde. La junta no ha iniciado y me siento más intolerante que nunca, llegué a mi oficina sin saludar a nadie.

Pasaron diez minutos y me hablaron para la reunión que se alargó más de dos horas. Al final me dieron el puesto, el cual agradecí con enojo porque había pasado mucho tiempo para este reconocimiento.

No salí a comer por un reporte que era urgente entregar y a las ocho de la noche salí para mi casa. Llegue, todos estaban dormidos y me quedé dormido en el sillón de la sala.

Pufff.

Qué bueno que ya terminó este día.

Segunda vez:

Seis de la mañana corriendo me levanto para bañarme. No hay agua caliente, pero que delicia de agua, creo que nunca había estado más receptivo de lo rico que es despertar por la mañana. Salgo corriendo de la regadera y, con un salto y besos, despierto a mi esposa.

Mis hijos entran al cuarto y empezamos una guerra de almohadas, pero ya es tarde, así que todos nos apuramos. Hoy es un gran día, hoy sabré si me dan ese ascenso que siempre he querido. Los niños juegan en la habitación y mi esposa sigue en el baño. Con música a todo volumen les grito es hora de irnos que hoy es un gran día, no se nos puede hacer tarde.

Dejo a mis hijos corriendo en la escuela, pero me doy tiempo para abrazar a mi hijo porque se pegó con la puerta del carro y con una sonrisa me dice te quiero papá.

Dejé a los niños en la escuela y les grité “hoy será un día increíble”.

Llegué al trabajo 10 minutos tarde porque me detuve por un café y a saludar a todos como cada mañana. La junta no ha iniciado y me siento más emocionado que nunca. Pasaron diez minutos y me hablaron para la reunión que duró dos horas, en donde yo fui el tema.

Al final me dieron el puesto, el cual agradecí con una gran sonrisa. Había pasado mucho tiempo para este reconocimiento.

Fui a comer rápido a casa, porque tenía un reporte urgente y a las ocho de la noche salí.

Al llegar a casa todos estaban dormidos y con un salto los desperté y comimos helado para festejar el ascenso. Después de dormir a los niños mi esposa me abrazo con el alma y toda su pasión.

¡Qué forma de acabar el día!

Por desgracia el viaje en el tiempo no es posible y no hay forma de probar las diferentes formas de vivir cada día, pero si tenemos la oportunidad de decidir, en la primera vez, disfrutar intensamente cada momento.

Anímate a disfrutar y refréscate con la ola del mar, sin importar lo duro que golpee…

Ayer fue tu formación, hoy es tu decisión y mañana será tu recompensa

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