Eclipse total

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DICHO POR ROCHA

José Guadalupe Rocha Esparza

Un espectáculo de luminosa opacidad vivimos por más de 90 segundos el pasado lunes 8 de abril, 2024, en la playa El Novillero, de Tecuala, Nayarit, cuando el sol y la luna se abrazaron amorosamente, ante los vítores de quienes atestiguamos el histórico fenómeno astronómico entre el mar y la arena, un eclipse total de sol en que cayó la noche a las 11:08 horas.

Cuando empezó la totalidad, de todos los labios surgieron gritos, loas y aplaudidoras manos. Otras personas temblorosas, recogidas, mudas, ansiosas. El inefable drama celeste se desarrolló a nuestra vista. De aquel disco negro escaparon pálidos y sonrosados rayos de gloria, hidrógeno inflamado, mientras huían las aves en bandadas, indecisas, espantadas.

De pronto, fuera de la sombra, surgió de nuevo un rayo maravilloso de vivacidad indefinible, tan bello, tan inesperado, tan sorprendente, mágico. Regresa el sol. Apolo lanza su saeta de oro. El Creador nos vuelve a sonreír con la eterna sonrisa de nuestro sol. Los cielos continuarán cantando la gloria de Dios. Dios mediante esperemos el siguiente en 2052.

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