A un año de haber elegido al primer Alcalde independiente

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Alfredo Lozoya

Hace un año vivimos en el estado una jornada electoral aleccionadora en varios aspectos. A través del sufragio, los ciudadanos expresaron su sentir en las urnas, donde mandaron un claro mensaje de rechazo a las formas tradicionales de entender la política y a la manera en la que se ejerció el poder durante los últimos años en Chihuahua.
El diagnóstico admite diferentes lecturas; sin embargo, lo que resulta incuestionable es que la ciudadanía no se siente representada por los políticos. La desaprobación unánime a la corrupción, a los excesos en el ejercicio del poder y al autoritarismo, fueron en buena medida los elementos determinantes en la decisión final de los electores.
Ahora bien, la motivación del votante no debe tener necesariamente un componente negativo. En mi concepto, cada ciudadano que acudió libremente a emitir su voto albergó anhelos, expectativas y esperanza.
Quienes contamos con la confianza ciudadana debemos tener presente que todas esas motivaciones representan el mandato popular para el fuimos electos. Lo anterior se potencializa en el caso de las candidaturas ciudadanas independientes, en donde cada voto representa en sí mismo múltiples deseos.
Lamentablemente, el desencanto ciudadano se explica en razón de que, en incontables ocasiones, sus aspiraciones han sido, por decir lo menos, incumplidas. La insatisfacción con el régimen político ha sido propiciada por los propios políticos que han defraudado la confianza ciudadana.
La alternancia partidista no ha venido aparejada de una nueva forma de hacer y entender el servicio público. Por el contrario, las prácticas más nocivas para la ciudadanía se han replicado en las generaciones de políticos de todos los partidos. Esto implica que, a pesar de la alternancia, no hemos transitado a un sistema político diferente.
Las candidaturas ciudadanas independientes no representen por sí mismas la solución a las múltiples problemáticas del sistema político; sin embargo, sí son una sacudida al sistema de partidos, ya abren nuevos canales de participación ciudadana en los asuntos públicos.
Ahora, si bien las candidaturas independientes no son, per se, la solución. Un Gobierno ciudadano independiente sí puede representar la gran diferencia y ser el punto de inflexión que nos acerque a la transición de régimen. En efecto, es muy complejo que a través de los propios partidos se cambie a un sistema donde se priorice al ciudadano y no a las componendas partidistas.
Lo anterior implica que el cumplimiento de los anhelos que los ciudadanos expresaron a una candidatura independiente, solamente pueden ser cubiertos cuando se es gobierno con la propia ciudadanía y se dejan de lado las viejas prácticas partidistas de corrupción.
Hoy, en el municipio de Parral mujeres y hombres pueden palpar un Gobierno Ciudadano Independiente, que está demostrando poco a poco que sí es posible trabajar en beneficio de la ciudadanía; que sus impuestos se vean reflejados en programas sociales, mejores obras y servicios públicos. La receta no es tan compleja como la han querido hacer ver. Se trata sencillamente de dejar de robarse el dinero y gobernar con participación ciudadana.
Programas sociales, como brindar transporte gratuito a estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad; uniformes escolares gratuitos a niñas y niños de preescolar y primaria; más obras pública de mayor calidad en menos tiempo y a menor costo; esquemas de participación ciudadana como el presupuesto participativo y el Cabildo son posibles cuando el gasto público se eficienta y se deja de derrochar el recurso público en los partidos políticos.
A un año de que los parralenses dieron una gran lección al sistema político, puede decirles que redoblaremos el paso para cumplir con el cúmulo de expectativas expresadas con su voto y demostrar que juntos Sí Podemos.

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