Por
Erik Jurado
La democracia es el estilo de gobierno que mejor ha acomodado a las sociedades posteriores a la ilustración. Sin duda es la opción que mejor empata con los ideales y los valores que persiguen, mayormente, las sociedades, o al menos eso parece. Aunque la democracia es sólo una forma de organización más y que obedece a criterios de decisión, costumbres y algunos ideales, es tomada como argumento en múltiples escenarios y pareciera que se detenta como verdad ultima.
Cuando se le observa con cautela, el discurso democrático puede ser utilizado únicamente como aval de cualquier práctica politiquera, existen demócratas y democracias, pero no todo lo que hace un demócrata o lo que se sucede en una democracia, es democrático.
Un ejemplo claro es el de las consultas ciudadanas. Una consulta ciudadana es un recurso de las democracias para disolver temas controvertidos. Aquellos temas en los que exista un claro desencuentro de opiniones y se apela al principio más básico y definitorio de la democracia, la opinión de la mayoría.
Las consultas ciudadanas pueden ayudar a resolver un dilema de forma ordenada y consultando únicamente a lo que la mayoría quiera (nótese que no siempre lo que la mayoría quiere es lo más adecuado o con mayor fundamento, conocimiento o sentido social).
Pero existe algo truculento con las consultas ciudadanas y que da mucho que pensar: ¿Cuándo es pertinentes aplicar una consulta ciudadana? De cierta forma los gobernantes son el producto de una consulta ciudadana, con regularidad; la mejor organizada de todas. Y en consecuencia su proyecto de nación, Estado o municipio debería ser la ruta a seguir (pues obviamente debió haber sido expuesto en campaña), aunque existen con seguridad algunos puntos que son emergente durante un mandato y que necesitaran de la consulta ciudadana, aunque en lo personal creo que ayuda más una consulta al experto que ha al número.
Aun con esto llama la atención como las consultas ciudadanas se convierten en un mecanismo de presión social, sobre todo presión al poder en turno, porque es evidente como un tema que pudo haber sido manejado por un grupo de oposición como consulta ciudadana cuando no se estaba en el poder, posteriormente se maneja como una decisión univoca ¿Le suena a algo?
Sí, las consultas ciudadanas son mal utilizadas como un recurso de presión y no verdaderamente como un medio de orientación de la decisión.
El problema de fondo es que vivimos y practicamos democracias a modo que de regular sólo usan al ciudadano como un medio y con soltura no se le observa como un fin.
En fin, esa es la razón del porque habitamos sociedades sin sociedad y grupos sin cohesión, hay mucho que pensar en este respecto.