“El Chino” Lee

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Ricardo Urquidi

En una callada mañana se extingue la voz del: “Playball”, se va sin lugar a dudas el mejor Ampáyer que ha dado la Cuarta Zona en su ya rico historial: Rafael “El Chino” Lee Morales ha dejado de existir, con él se va un capitulo e infinidad de anécdotas que se vivieron en las décadas de los 80’s, 90’s, y lo que va de este siglo.
Su excelencia atrás de plato que lo llevo a sancionar partidos a lo largo y ancho del hemisferio mundial, no fue producto de la casualidad, Rafael es el más claro de la prosapia que la región sur del estado ha dado al rey de los deportes en torno a los hombres de azul, ahí están Rogelio Villegas, José Norberto “El Pelia” Urquidi, “Mañy Zendejas, “Mano Dura” Delgado, Jesús “La Coyota” Barrón, su mismo señor Padre: Roberto Lee, sus hermanos y demás que se me escapen.
“El Chino” es el cumulo de sumas de cada uno de esos estilos de ampayeo que le precedieron, en él se sintetizaron las inmensas virtudes de sus antecesores, es el último de los mohicanos en esta extensa lista que siempre fue a la par con la alcurnia de los Mineros de Parral, no se puede entender la historia de la Cuarta Zona con el paralelismo que nos ha brindado los Umpires que han surgido en esta bendita tierra.
Ante tales antecedentes era más que obvio que llamara la atención en los eventos estatales y nacionales, ante tal calidad se convirtió en el referente nacional para representar a México en todo el orbe, experiencias que acrecentaron más su dominio de las reglas, de la zona de strike, del escenario deportivo que estaba a su alrededor y del cual era la máxima autoridad, dominio que ejercía sin titubeos y que lo llevo a tener enemigos al fragor de la batalla, Managers, peloteros que luego después de la batalla, reconocían sin cortapisas su trabajo atrás de home.
Su mirada penetrante, se agudizo con el paso de los años, de abierta a pesar de sus ojos orientales a analítica o reflexiva, su postura era sinónimo de energía, de autoridad, su comunicación corporal en el terreno de juego iba a la par con su actitud rigurosa a la hora de aplicar el reglamento, como todo ex beisbolista no podía ser ajeno a las virtudes de los lanzadores y festejaba con inigualable estilo el tercer strike para humillación del bateador.
A nivel estatal todo directivo prefería el rigor del “Chino” para sancionar un juego difícil, su amplio dominio de la escena, no era menor a la más grande bronca que pudiera suscitarse por los rijosos que mediante la alegata quisiera tomar ventaja arbitraria del contrario…
Hoy nos deja con el amargo sabor de la despedida, pero con el infinito sentimiento de reconocimiento a su trayectoria que será difícil de igualar, no tan solo en el futuro inmediato, también en las próximas décadas por venir, en unos tiempos donde precisamente el difícil arte de sancionar un juego de béisbol está en crisis, no tan solo en Parral, también en el estado, que adolece de personajes como los Lee, que imponen autoridad, que no se dejan amedrentar ante la más adversa situación, que conocen al revés y al derecho las reglas que rigen al rey de los deportes y que tanta falta hacen al Estatal.
Gracias Rafa por tus asesorías, por tu bohemia beisbolera, por ser compañeros en televisión, por compartir tus viajes y aventuras en esta vida tan fructífera que viviste y que nos dejas como un legado.

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