La peor crisis de la historia

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Por

Erik Jurado

Las carreteras tomadas, desabasto de combustible y alimento, rapiña, el dólar estratosféricamente lejos del peso, gobernantes corruptos desinteresados por su pueblo, sin duda estamos viviendo tiempos que ameritan una revolución, pues seguro es que vivimos los peores tiempos de la historia y de nuestro México.

¿Ha escuchado eso? En lo personal me he caso de leerlo en redes sociales y escucharlo entre murmullos, en conversaciones aisladas en la calle, charlas de café o sobre mesas. Pues pese al fatalismo y tendencia mesiánica o guerrillera de muchos, puedo asegurar sin inocencia ni un palurdo optimismo que no, no son los peores tiempos de la humanidad ni del país. Vivimos tiempos como en cualquier otro momento, regidos y guiados por mentes humanas que padecen siempre los mismos errores y excesos.

Si hasta este momento cree que minimizo lo que sucede en este devastado país, o si piensa que Trump verdaderamente es el anti Cristo que viene a aniquilar el mundo y yo no lo he notado, pues discúlpeme, pero Adolf Hitler y Napoleón lograron una expansión más profunda en las mentes y territorios de su tiempo, durante la revolución mexicana hubieron más muertes que lo que haya sucedido recientemente y durante la independencia había mayor ingobernabilidad. Pero si su problema es únicamente con tiempos actuales, seguramente usted no conoce la crisis del 82 o la del 94, chihuahua del 86 es inexistente para usted.

No somos una sociedad más mala, ni con peores condiciones que en cualquier otra etapa de la vida social, la humanidad ha sido la misma siempre y los problemas han sido constantes, lo que sí creo es que somos una sociedad carente de datos históricos y con la piel muy delgada, que con regularidad extrapola sus problemas y se victimiza con facilidad.

Los escandalizados porque las empresas norte americanas están reculando a sus proyectos en México deberían cuestionarse mejor la servidumbre de su actuar y lo agachones que podemos ser. Es tiempo de ser valientes y emprendedores. Vivimos en un país rico en recursos y bienes, al que le han faltado grandes espíritus dispuestos a liderar grandes empresas, le han faltado ciudadanos capaces de cuidarlo y respetarlo, le han faltado verdaderamente esos mexicanos que al grito de guerra estén dispuestos a sostener batallas importantes por su país, y no sólo estar listos para crear disturbios o saquear una tienda departamental bajo la caduca queja comunista o la absurda consigna nacionalista sin apuestas ni propuestas serias.

Nuestro tiempo reclama valientes, trabajadores y expertos, nuestro tiempo reclama más optimistas dispuestos a actuar que pesimistas inmóviles. Estamos entiempo de una reconstrucción Nacional que se de desde las ideas, los actos y en la transformación de nuestro país con otros países, pero también de nosotros mismos con nuestros complejos.

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