Muñoz Ledo

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DICHO POR ROCHA

José Guadalupe Rocha Esparza

Se fue un mexicano de excepción. Porfirio ya pertenece a la historia. Polemista, divertido, excéntrico, imprevisible e incontrolado narcisismo. Muñoz Ledo, hombre de luces y sombras. Las luces fueron suyas; las sombras derivaron de ese quehacer incierto, de esas aguas turbulentas de la política, que tarde o temprano pone opacidades en quienes la practican.

Se fue Porfirio en un momento crucial para el país. Harán falta su saber, su cultura, su congruencia, su fosforescente inteligencia, su extraordinaria memoria, su actitud crítica, su arrebatada oratoria de chispa e ingenio, su obsesión por la política, su profundo conocimiento de la realidad nacional, su visión democrática de México, su tirria a la mediocridad y corrupción.

Se fue el amigo de Carlos Fuentes, Víctor Flores Olea, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Francois Mitterrand, Kurt Waldheim, entre muchos otros. Aunque se casó tres veces, el amor de su vida siempre fue la patria, la más deseada de todas las novias que tuvo. Imposible pedir que descanse en paz, quien nunca supo de la paz ni del descanso. Ya se extraña su opinión.

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