Nuestra vida, vista a través del tiempo

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Por:

Lic. Jessica Cano de Rueda

El significado de la muerte ha ido cambiando con el tiempo, aunque es una etapa de la vida y un hecho hasta el momento inevitable. No es nada nuevo que el ser humano ha buscado el secreto de la juventud eterna y la inmortalidad en cuerpo… en la actualidad pareciera que es cada vez algo más alcanzable aun no concretado pero cada vez más científicos, bioquímicos, genetistas, patólogos, endocrinólogos, neurólogos trabajan al respecto con nuevas tecnologías de manipulación hormonal, clonación, trasplantes, computadoras… que están llevando a nuevos planteamientos y dilemas éticos sobre la vida y la muerte, la mortalidad y la humanidad. Se dice que van a conquistar la muerte, prolongando la vida indefinidamente, es decir jugar a ser dioses. En días pasados leía sobre la envidia misma que los dioses griegos sentían por nosotros los humanos, porque por nuestra mortandad y capacidad de trascendencia. Tal vez ese día llegue en cuanto a avances tecnológicos respecta. Sin embargo eso traería un caos en la naturaleza y en el equilibrio mismo de la vida y en el valor que la vida tiene. Vivir buscando conquistar la muerte de esa manera es vivir no aprovechando y disfrutando lo que la vida misma nos da, somos finitos, somos mortales… en ocasiones no sabemos qué hacer con nuestro tiempo ¿qué haríamos con la eternidad? La tendencia es que hacemos mal uso de nuestro tiempo todos los días una parte de nuestro tiempo. La muerte nos enseña a valorar la vida.

Hablando un poquito de historia los benedictinos inventaron el concepto “hora” de la manera en la que la utilizamos. El minuto se creó en el siglo XVI.  El segundero en el siglo XVII. Y en la actualidad se habla de la billonésima de segundo. Vivimos en una cultura obsesionada con el “tiempo”. Vivimos trabajando y creando máquinas, artefactos que nos ayuden a ahorrar tiempo y trabajo. Sin embargo no paramos, parecemos estar en incesable movimiento, tener menos tiempo y menos horas que nuestros antecesores, somos más impacientes y menos eficientes. Nos hemos convertido en esclavos del tiempo y no el tiempo en nuestra oportunidad de ser mejores. Vivimos como esclavos del calendario, de la agenda, de la puntualidad, de los horarios, del reloj, pero somos menos eficientes, y disfrutamos menos por qué??  Porque no disfrutamos, ni lo usamos para crecer y cuidar lo que de verdad importa.

El otro día mi padre en “broma” me decía… no has venido, no tienes tiempo para nosotros… me quede pensando y es cierto no he podido sentarme a platicar con ellos, escucharlos… he tenido detalles y he hablado por teléfono, les he llevado tamales… pero he compartido con ellos?? La verdad es que no… por  qué? Creo que el sistema y la vida nos absorbe, pero hay que darnos tiempo de reflexionar y actuar en consecuencia.  Comentarios como este de mi padre o seres queridos nos hagan reaccionar y nosotros mismos darnos la oportunidad de reflexionar en cómo estamos utilizando nuestro tiempo, nuestra vida.

He podido aprender que las personas llegamos a vivir tres errores en la manera de manejar nuestro tiempo, vivimos la vida en el pasado, en el futuro o en el presente solamente. la vida es una combinación de los tres y solo utilizándolos de manera adecuada podremos vivir intensamente.

Por ejemplo: el pasado, todos conocemos a alguien que vive su vida, viviendo del pasado, ya sea de lo maravilloso que fue o de lo penoso y difícil que no se ha podido superar, pero que se carga y no deja disfrutar. Y que en lo bueno ya no es tan bueno como lo de ahora, es decir antes era mejor.

Al vivir solo en el futuro, no importa el pasado y no se disfruta el presente, porque hay miedo. Son personas que hacen lo imposible por hacer para el mañana e incluso se privan de hacer o disfrutar por si mañana…  Esperando el momento correcto, la oportunidad perfecta pero en ocasiones es un poco tarde, los hijos se van o han crecido, que el trabajo baje, o uno enferme, la madurez llegue o la vida misma nos cobre… pero los tiempos no son los idóneos y se espera que lo sean, que se den las oportunidades  y las posibilidades  como “deben de ser” y que lleguen o se den de esa manera es difícil.  Como dice Ritnner “No debemos vivir con temor y no podemos vivir en la fantasía. No hay satisfacción en planes que nunca alcanzan su fructificación”.

El tercer  problema a la hora de manejar nuestro tiempo es vivir solamente el presente “el hoy”  Así vive la generación del ahora. En el hedonismo (en el placer, en lo material, en el momento). Una porque todo lo obtienen fácilmente y se piensa más en uno, que en uno y en todos (nosotros). La vida se vuelve vacía, hueca. Cuesta más trabajo invertir para ganar después. Ver por la familia. En la estructura misma de esta.

Sin embargo el categorizar el tiempo en pasado, presente y futuro es solo referencia porque el tiempo es un continuo, lo que quiere decir que están entrelazados, unidos, son inseparables dicho pasado, presente y futuro. El presente en instantes se convierte en pasado, el presente en futuro y el futuro en pasado. Y nos convertimos en una mezcla que da, experiencia y esperanza, vida e ilusiones, memorias y preparación, nos da valor, aprendizaje y evolución eso es vida y trascendencia.

El tiempo es un regalo que tiene caducidad. Ese regalo es la oportunidad de la vida, que depende de cómo la usemos, aprovechemos, aprendamos y disfrutemos, el valor que tenga nuestra vida dependerá de cómo la usemos, porque es perecedera. En mi experiencia las personas que más temen a la muerte son las que menos han aprovechado su vida, por eso hoy les invito a reflexionar de su pasado y aprender de él, porque si seguimos con vida es porque tenemos un propósito y un para qué lo cual nos va a permitir disfrutar y construir. Por eso no importa qué tanto tiempo vivimos,  sino como vivimos el tiempo que vivimos.

Me despido deseando aproveches tú tiempo y me leas en 15 días,  soy Jessica Cano de Rueda. Me puedes contactar en tribunaparral@gmail.com

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