Resistencia al cambio

compartir

Por Erik Jurado

Cuando reflexionamos un poco sobre nosotros mismos de inmediato encontramos una característica que permea todo lo que hacemos; la necesidad de conservación. Esta característica no vista de forma naturalista y como una lucha para sobrevivir, sino como una disposición a no cambiar.

Los seres vivos deben responder a una cuota evolutiva que los ha premiado con la subsistencia en este planeta. Lo que somos como especie es la mejor versión al mundo que nos rodea. En lo particular nos decantaremos con base a nuestros cambios o permanencias.

Como personas, sobre todo desde la racionalidad, podemos elegir si el conjunto de características que somos nos acomoda o si cumple con las expectativas que tenemos sobre la vida. Es entonces cuando podemos decidir que queremos y que no queremos para nosotros. Pero esa decisión no es sencilla pues en ocasiones se nos exige salir de nosotros mismos. Eso no termina ahí, pues el gran problema no es solo ver el cambio que deseamos, sino concretarlo.

Los seres vivos tenemos proclividad a conservar, racionar y acumular energía. Por tal condición evitamos a toda costa el cambio. Desde una perspectiva energética, cambiar siempre representa un desgaste, un agotamiento. Por ejemplo cambiar de residencia implica el aprendizaje de nuevas rutas, nuevas disposiciones y acomodos de nuestras pertenencias y hasta aprender a relacionarnos con nuevos vecinos. Cambiar el corte de cabello que hemos utilizado siempre conlleva nuevas estrategias de peinado y lidiar con los comentarios de nuestros amigos. Bajo esa óptica, las personas evitamos a toda costa el cambio. Pero eso desde otra óptica, una vivencial, nos llevaría al aburrimiento y a limitar demasiado nuestras experiencias y con ello nuestra propia vida.

Si deseamos toda una nueva dimensión de la vida tenemos que aprender a aceptar y buscar cambios con una visión de desarrollo. Comprender que nuestras resistencias son naturales y que tienen una utilidad en términos evolutivos. Nuestro pensamiento se opone al cambio porque le conlleva un desgaste de energía. Pero también vencer esa resistencia tiene como una consecuencia casi obvia el aprendizaje de nuevas habilidades o la adquisición de conocimientos que permitirían confrontar situaciones cada vez más complejas.

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*