Sobre la tesis de EPN y algunas piedras al aire

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Por Erik Jurado

En días pasados la periodista Carmen Aristegui reveló una investigación de “alta envergadura”, algo que “cambiará por completo el rumbo de la nación”. La periodista se dio el tiempo de leer la tesis de Enrique Peña Nieto, para conseguir el título de licenciado en derecho, además tuvo la cautela de rastrear cada uno de los párrafos del trabajo que el presidente utilizó para obtener el grado académico.
Tras esta ardua investigación de ingentes proporciones, descubrió que aproximada mente el 30 % de la tesis era producto del plagio a otros trabajos, ¡que desgracia! Sí, sí estoy siendo algo sarcástico, en lo personal creo que este descubrimiento no cambia mucho ni eclipse temas de mayor relevancia sobre el gobierno actual, ni los crasos yerros que se han cometido y que no han sido atendidos, lo único que veo ahí es el enojo de una periodista (cuyo despido es más importante esclarecer que el origen real del trabajo de titulación del hoy presidente), que pudo utilizar un mejor pretexto para continuar con el ataque sistemático, por ejemplo los espantosos errores de las instancias deportivas durante las recientes olimpiadas, o la nuevas propiedades de la pareja presidencial.
Dado que la periodista ha traído el tema a la discusión hay varios asuntos que podemos rescatar de toda esta burda noticia. Primero, e indiscutible sin excepción; el plagio académico es vergonzoso y ofensivo además de una falta. Eso no lo cuestionaría ninguna persona con el mínimo de cultura, y aunque es el asunto más común no se justifica bajo ningún argumento racional o convincente. Pero también es el producto de una nula valoración sobre el trabajo académico de una sociedad indiferente a los asuntos del conocimiento, México es uno de los países menos productivos en términos educativos y académicos, y créame que ese no es un problema generado solamente por los gobiernos, todos participamos de ello. Los maestros, en lo general, no son ni siquiera lectores, los padres de familia no se interesan por el desempeño de sus hijos y hasta los alientas a ser tramposos y flojos y las instituciones educativas prefieren pasar a los muchachos que generar algún problema.
La realidad es que gustamos de observar la paja en el ojo ajeno e ignorar el origen y solución de los problemas. Fomentamos la tranza y la vida por fuera de la ley. En este país nos parece cotidiano fallar a nuestras labores o salir temprano del trabajo o la escuela, fingir que trabajamos mientras exploramos nuestras redes sociales, todos estos son vicios que hoy no nos permiten comprender la profundidad de lo que implica que el presidente de una republica haya plagiado parte de su tesis. Pero la realidad es que este sexenio nos ha dado y mostrado problemas de mayor peso como para perder el tiempo en vágatelas y los más complicado de todo es que estos problemas torales nos involucran a todos, no sólo al presidente o a un partido, pero aun lo más penoso y complicado es que nadie está dispuesto a observar cómo es que participa de esta realidad. Por eso, solo enviaré algunas piedras al aire, espero que golpeen algunas cabezas.

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