Sobre tiempo

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Por

Erik Jurado

Estamos a escasas horas de terminar el año 2016. Un año lleno de experiencias personales y colectivas, seguramente hemos aprendido cosas. Estamos prontos a iniciar un nuevo año. Con certeza la gran mayoría se encuentra especulando, planeando o soñando sobre el tiempo por venir. Los habrá quienes visualicen escenarios políticos, de negocios, artísticos o de recreación, las personas siempre tenemos planes para el tiempo, pero en realidad pocas veces o nunca pensamos sobre el tiempo.

El tiempo poco nos ocupa en lo cotidiano, nos limitamos a reflexiones simplonas sobre olvidar el pasado o disfrutar el presente, aseguramos que debemos pensar menos en el futuro y que es importante atesorar, momentos del ayer; recuerdos. Pareciera que el tema del tiempo sólo debe ocupar con profundidad a los físicos o filósofos y nosotros deberíamos quedarnos y contentarnos con superficialidades, pero contrario a ello, pienso que el tiempo debe ser un tema sentido para todos, porque todos estamos en él y pensar adecuadamente sobre el tiene consecuencias enormes.

No entraré en una reflexión al estilo Martin Heidegger sobre la composición y significancia del tiempo para el ser curioso que es el ser humano, no, no se me ocurre nada menos productivo. Sino que intentaré en este breve espacio que se me otorga generar un análisis profundo y productivo sobre el tiempo, y sobre todo nuestro tiempo. Tal vez no diga nada nuevo, pero repetiré lo que me parece importante.

Los físicos definen al tiempo como la duración entre dos eventos o bien como la distancia que recorre un cuerpo a una velocidad x. Los filósofos definen al tiempo como la sustancia de la que todo está hecho o bien, como la emanación más prístina del ser o de dios. Sin embargo, creo que la mayoría de nosotros nos conformamos con definir al tiempo como nuestro tiempo. Pensamos al tiempo como todo aquello que nos sucede mientras estamos vivos o presentes en esta maravillosa experiencia que nos brinda el ser.

Pero el tiempo en esencia debe ser una mezcla de ambas posturas, una objetiva, pero también una subjetiva, esto para que a nosotros nos haga sentido. El tiempo sin duda debe tener su propia objetividad, pero se define solo a través de la experiencia de los seres pensantes y capaces de percibir y dar cuenta de lo que sucede alrededor. En ese sentido el tiempo es también la suma de nuestras percepciones sobre los cambios que se dan en el mundo que nos rodea. De tal suerte, el tiempo es una reflexión sobre lo que está sucediendo en nuestro entorno y es precisamente ahí a donde deseaba llegar, vivimos en una era donde el tiempo se ha escabullido y diluido, somos individuos a temporales, esto debido a que estamos privados de la reflexión y la conciencia del entorno. Vamos por la vida simulando que nada pasa o ajenos a lo que se sucede, nos evadimos de nosotros pero con ello nos evadimos del tiempo.

Pareciera que todo eso debe ser una repetición incesante donde todo esta escrito y donde todo ha quedado definido. Nuestros viajes, nuestras experiencias son para nosotros a temporales, o se suceden en un sitio sin lugar (estoy claro que todo esto es metafórico, pero descriptivo). Es de esta forma como se puede definir a la humanidad actual; somos seres atemporales, inconscientes de nuestro tiempo limitado y el valor de él.

En esos términos amigos lectores, hoy no les deseare un feliz año, les desearé un año de profundas reflexiones y hondos pensamientos, les deseo conectar el sentido de su existencia con su finita temporalidad.

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