Si alguien me preguntara alguna vez porque soy paramédico, le contestaría: “Soy paramédico porque el cansancio, el hambre y el frio y hasta el peligro que entraña el servicio de emergencia no se comparan con la inmensa satisfacción de haber salvado una vida.
Sin los paramédicos probablemente se perderían muchas más vidas ya que usualmente las condiciones que hacen que una persona llegue a un hospital requieren atención prehospitalaria, urgente y responsable.
Es un gran orgullo portar ese uniforme: Alejandro Campos