Trump y nuestros sentimientos de indefensión

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En días pasados el gobierno de los Estados Unidos se renovó. El presidente Barack Obama dejó el espacio que ocupó durante dos periodos y como relevo llega un personaje bastante sui generis. El magnate y showman Donald Trump es ahora el nuevo mandatario que llevará las riendas de nuestro vecino del norte y que ha prometido todo tipo de nuevas disposiciones raciales, sexistas, xenófobas, etc.

De momento prefiero no especular demasiado sobre el destino de Estados Unidos y las naciones que se relacionan económica y culturalmente con ese país, en cambio me gustaría exponer un rasgo de nuestro país que se hizo patente tras el anuncio hecho en ese respecto.

Históricamente a los mexicanos se nos ha fomentado un carácter paternalista aunado con un sentimiento de indefensión. En términos prácticos; pensamos que alguien más debería ayudarnos a resolver las situaciones que se nos presentan y constantemente sostenemos una emoción de zozobra y miedo. Los gobiernos, las familias y otros contextos abonan constantemente a que esto suceda. Se nos ha educado para depender de alguien más para tener miedo a la soledad y a la autonomía, reclamamos libertad, pero cuando la tenemos corremos despavoridos de nuevo a nuestra habitual vida dependiente.

Este raso quedó evidenciado en días pasados, por que cuando se hace el anuncio del nuevo presidente de los Estados Unidos, no se hicieron esperar los comentarios, memes y hasta conductas fatalistas que pensaban y referían que el mundo se venía abajo. Como si verdaderamente nuestra vida personal estuviera vinculada inexorablemente con lo que suceda en la casa blanca.

Sobre esto hay dos cosas ciertas; la primera: el gobernante de los Estados Unidos está muy lejos de controlar todas las variables sociales que gobiernan al mundo como lo conocemos, en esos términos no es racional pensar que todo cambiará.

La segunda cuestión: incluso si las relaciones entre México y Estados Unidos cambian la mejor respuesta es la valentía, la innovación, y el carácter decidido. Si las cosas vienen mal es mucho mejor individuos centrados en soluciones que pensamientos catastróficos, eso una variante que culturalmente debemos trabajar y modificar.

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