Una razón más del porque México no destaca en los deportes.

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Me gusta pensar que aun no tengo tantos años para que me pesen, pero ya se acumula un pequeño montón de ellos en mis haberes y algunas reflexiones incipientes que me ayudan a ubicar razones y patrones sociales. Hoy puedo discernir mucho de lo que somos como sociedad y de lo que no somos. He aprendido a observar a los grupos humanos y a los individuos y trato de hacer que mis observaciones sean objetivas y correlacionales. No soy alguien que guste hablar desde las entrañas e influido por mis pasiones personales (aunque en algunos temas y ocasiones para cualquiera es inevitable).
Hoy que presencio nuevamente unos juegos olímpicos, ya a otra edad y con otra visión, puedo inferir cosas más allá de lo que podía hacer en el pasado.
Tengo tan claro como usted una serie de cuestiones que son indubitables, ciertas, pero también ya muy repetidas; Tengo por cierto que; no hay apoyo económico al deporte, hay corruptelas inmiscuidas en ese como en otros ámbitos, existen preferencias a ciertos deportes que no reditúan y otras tantas ópticas de observar problemas.
Pero también tengo presente, como todos participamos del desanimo y el aire individualista que impera en la nación. Cuando alguien decide dedicarse en cuerpo y alma a la actividad que sea, no faltará a su rededor el desanimo colectivo, mil voces que le digan que su sueño y lucha son imposibles. Así, si su camino lo lleva a la derrota sobraran opiniones para indicarle que fue advertido y no quiso escuchar. Y cual el azar o el esfuerzo conducen al éxito todos querrán sumarse a ello arguyendo que siempre estuvieron ahí.
De fondo no existe cohesión ni apoyo social, somos un país de solitarios que intentan sobre ponerse a la propia zozobra mediante la evasión y el odio a lo colectivo. Nos derrotamos unos a otros como una dinámica normal y promovemos la frustración división y odio. En silencio nos gusta ver caer a otros como un mecanismo para compensar nuestro enojo y sin sabores.
Somos enemigos de nuestro propio pueblo, no hemos entendido que hay mayores competencias fuera del territorio nacional y de nuestros propios prejuicios. Incansablemente vamos unos contra otros destrozando esfuerzos ajenos y esperando que todos ellos sean infructíferos.
Nuestra distancia como nación y nuestras diferencias convertidas en eterna e infructífera lucha son uno de los principales motivos del por qué no ganamos medallas pero tampoco conseguimos grandes éxitos en otras áreas, no somos sociedad, somos competencia.
Esa condición no cesará hasta que entendamos que un camino más seguro se guarda en la cooperación y el esfuerzo colectivo que suplante por completo al individual. De fondo ese cambio que se presenta como imposible es lo que logrará que las realidad nacional cambie y no otro.

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