Pipo El Sordo

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Ricardo Urquidi

Pipo El Sordo esta abstraído fijando su vista en un mostrador, el aire nuevamente ha abierto sus alas y golpea con su aleteo la humanidad de los que se aventuran a transitar por la calle, para protegerse se mete a la tienda de abarrotes de la esquina, por el rumbo de la Talleres, ahí una vitrina con pan del día lo recibe con su agradable sabor, un refrigerador que ya vio pasar sus mejores días, conserva en buen estado los asaderos, la leche, los jugos, los quesos.
El dueño del lugar, intuye Pipo, es un seguidor del radio, en especial de los noticieros, sin importar la clientela está más atento a lo que escucha que a las necesidades de los consumidores: “El locutor de radio, fue sacado del aire por una queja de un funcionario estatal”, Pipo pone atención, es un tema que le incumbe: “Eso se lo dijo el propio gerente de la empresa radiofónica y afirma el compañero de los medios que tiene grabado el momento en que se lo manifestaron y ante los hechos prefirió renunciar que ver coartada su libertad de expresión”, Pelusio el dueño del local, apenas se percata de la presencia de Pipo en el local y lo cuestiona: “Algo que se le ofrezca joven?”, “Un refresco”, “Ahí están en el refrigerador, tome el que guste”, le contesta Pelusio para de inmediato tomar de nuevo la locución de la noticia.
“Luego de que a la cadena nacional de radio a nivel local llegara un nuevo noticiero a su programación, la línea editorial de los espacios informativos cambio radicalmente, de crítico, incisivo a cómplice, adulador del actuar del quehacer público”, se oye a través de las ondas hertzianas, “Con la salida del aire de Fernando Lara, se suma también la cancelación del espacio deportivo, sumamente crítico en las mismas circunstancias”, Pipo mientras da un sorbo al refresco sin que denote prisa, al igual que el dueño de la tienda está más que interesado en lo que está escuchando.
Pelusio propietario de la tienda afirma con la firme intención que lo escuche Pipo, único ser humano en su local: “ El que llego, ya tiene muy malos antecedentes: se le acusa de haber sido beneficiado con exorbitantes convenios de publicidad en la pasada administración municipal y estatal, de haber estado en la nómina de la Auditoria Superior del Estado y ahora es evidente que ya se arregló con los actuales y está haciendo a un lado en complicidad con el gerente de las estaciones de radio, con todo aquel que no siga la política de halago hacia las presentes autoridades”, Pipo se ve afectado por lo que oye, es una acusación directa a un colega de su futura profesión, medita sobre la veracidad de las palabras del señor encorvado que tiene detrás del mostrador, de ser cierto sería una vergüenza que existieran dichos sujetos deleznables que lo único que hacen es convertir el periodismo en una mercancía que se vende al mejor postor.
“Ahora se pone entredicho a las autoridades municipales y estatales… no puede ser que no comprendan que la crítica hace crecer al ser humano, a los negocios, a las empresas, al mismo gobierno… es una lástima lo que está sucediendo en contra del gremio periodístico, tienen mucha razón los que afirman que México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, ahí está el asesinato de Miroslava”… medita Pelusio, “La crítica hacia el actuar de la pasada administración estatal por haber rentado a los medios de comunicación, ahora queda vana, es sano que se dé una explicación al respecto, si alguien dio la orden?, quien fue?, porque?, no podemos estar escuchando información tendenciosa, cuyo único fin es halagar, desinformar y sacar provecho poco ético”, Pelusio se desahoga, tal vez porque ante la investidura de Pipo, no exista quien le contradiga en sus argumentos, Pipo se saca unas monedas, paga y se va, afuera sigue el aire fuerte, largo y fastidioso.

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