Por Erik Jurado
Cómo sociedad parralense tenemos retos ineludibles e importantes para nuestro desarrollo político, social, económico y cultural. Somos una comunidad tan renuente al cambio que continuamente los cambios nos alcanzan y rebasan nuestro paso.
Hay una premisa incuestionable y que debe ser atendida por todos nosotros; somos los escultores de nuestra realidad. Probablemente esa es la reflexión más honda que debe asimilar nuestra generación. Lejos del imago de una sociedad utópica producto de la salvación mesiánica de un caudillo, los parralenses debemos iniciar un movimiento generalizado y sostenido de creación social.
Todos debemos asumir un liderazgo moderado y responsable en nuestras áreas de trabajo y acción. Es que a parral se le dibuja una situación importante y que no puede ser omitida, tenemos las condiciones físicas y económicas para repuntar, sólo es necesario desarrollar las habilidades que nos ayuden a escalar a la cima sin miedo a caer. Es importante trabajar en una cultura del liderazgo y el emprendimiento, porque probablemente generar ese arrojo en los jóvenes es la clave para aprovechar lo que hoy tenemos a nuestro alrededor. Si somos francos el gran freno social siempre ha estado dentro de cada individuo.
Soy un convencido que vivimos un periodo clave para nuestro pueblo, pero sólo será aprovechado si asumimos el compromiso de generar un cambio de adentro hacia afuera. Lo importante está en el auto análisis y confrontar de manera firme y responsable los retos que todos tenemos y que en el pasado hemos decidido ver en soledad, es tiempo del equipo, es tiempo del conjunto y la cohesión, ya no podremos subsistir si insistimos en caminar en soledad.
Haciendo una lectura socio-cultural del municipio, adolecemos de una generación más técnica, pero también más arrojada en términos económicos, y probablemente esa es la tarea que se nos presenta. Hoy debemos conocer, madurar y expresar nuestra valentía.
Viejas costumbres deben ser desechadas; nuestra resistencia al cambio, nuestra inmutable crítica a todo y todos, nuestra necesidad por aplastar lo que se construye, nuestra desconfianza a nosotros mismos y los demás, nuestro pobre compromiso y nuestra tendencia a hacer las cosas de forma improvisada deben ser desmanteladas en pos de una nueva cultura social que se genere de la clase media hacia ambos extremos.
Parral debe reconocer que su tiempo y que no hay espacio para la duda y el miedo es tiempo de la valentía, el arrojo y los éxitos. Amigo parralense difunde en tu familia este mensaje por que debe ser la bandera de nuestra historia, nuestras generaciones futuras deben reconocer que fue nuestro tiempo y dejamos ahí una huella profunda y firme, no tuvimos miedos y nos sentimos orgullosos de nuestros actos y nuestro pueblo, este es el tiempo, el único que tenemos, es nuestro tiempo.